¡Dale dale dalee, no pierdas el tino!
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Pero, ¿sabemos realmente de donde viene ese ritual?
¿Por qué nos vendamos los ojos? ¿Por qué ponemos tan colorida una olla para después
romperla? ¿Por qué esta tradición ha sido tan arraigada en los mexicanos?
Pues,
existen distintas versiones, lo que si es cierto que es una tradición ancestral.
El comienzo de las piñatas fue en China, pues en las ceremonias de año nuevo,
ellos elaboraban la figura de una vaca con ayuda de arcilla y la cubrían con
papeles de colores llena de semillas. Los mandarines golpeaban con varas la
figura para esparcir por el campo su contenido, posteriormente se quemaba el
papel y las cenizas se guardaban, pues se consideraban de buena suerte,
fortuna, prosperidad y fertilidad.
De
china paso a Europa, debido a que Marco Polo "Explorador
y mercader veneciano", viaja al oriente y adopta esta tradición para
llevarla a Italia, en Italia se le llamo pignatta que significa olla de barro
en forma de fruto de pino, o sea “olla en forma de piñata” o bien, “olla panzuda”.
Ya por el siglo Xll eran en la tierra de los romanos una
tradición que adoptó prontamente España.
fuente: www.thuix.mx/destino/acolman |
En México
fueron los frailes franciscanos, quienes en su arte de erradicar las tradiciones
de nuestros antecesores, utilizaron la piñata para extirpar de una buena ves
las creencias prehispánicas, pues con tal de unificar a la población en el
cristianismo, elaboraron piñatas de barro con imágenes parecidas a ciertos dioses
que antiguamente adoraban nuestros antecesores, todo esto con el fin de que la
comunidad indígena asociara estas figuras con el mal, un mal que debía de ser destruido;
de ahí es que la piñata significa una lucha contra el mal: los colores tan
hermosos y radiantes simbolizan el las tentaciones a las que el hombre está
expuesto, los siete picos que conforman una piñata original simbolizan los
siete pecados capitales (lujuria, avaricia, envidia, soberbia, ira, gula,
pereza), el tener los ojos vendados representa directamente la fe que ponemos
en cada golpe que damos con el palo, este palo simboliza la fuerza de Dios o
Dios mismo, y cada golpe que logra destrozar un pico o bien, un pecado, es una
virtud: contra la lujuria, la castidad; contra la avaricia, la magnanimidad; contra
la envidia, la generosidad; contra la soberbia, la humildad; contra la ira, la
paciencia; contra la gula, la templanza; contra la pereza, la diligencia. La tradición
dice que al romper la piñata nos apartamos de los falsos placeres de la vida y
con ello se reciben las bendiciones de Dios y el amor de Dios, dulces que todos
anhelamos probar.
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